lunes, 22 de julio de 2019

Los Tres Tesoros del Tao



Los Tres Tesoros del Tao

El cuerpo es el templo de la vida.
La energía es la fuerza de la vida.
El espíritu es el gobernador de la vida.

Si uno de ellos se desequilibra, los tres son dañados. 
Cuando el espíritu toma el mando, el cuerpo lo sigue naturalmente y con ello se benefician los Tres Tesoros.
Cuando el cuerpo guía el camino, el espíritu va solo y de ese modo se dañan los Tres Tesoros.
Todos los humanos nacen en este mundo dotados con los tres preciosos tesoros de la vida, por virtud `de ellos estamos capacitados para existir, funcionar y pensar. Estos tesoros componen nuestro legado natural y el grado con el cual los protejamos y preservemos determinará el estado de nuestra salud y el lapso de nuestras vidas. Aquellos que derrochan y abusan de los preciosos tesoros de vida sufren la pobreza de la enfermedad crónica y de la muerte prematura, mientras que aquellos que los cultivan y conservan disfrutan de la riqueza de la salud y la longevidad.

La tradición Taoísta de China contiene el registro de investigación científica en curso más largo del mundo, abarcando un período de al menos 5.000 años. Desde tiempos ancestrales, la salud y la longevidad tuvieron un lugar preponderante entre los principales campos de interés estudiados por  los adeptos al Taoísmo, quienes ven el organismo humano como un microcosmos del universo, completo con sus propios “cielo” y “tierra” internos, su propio “clima” y “estaciones”, sus propias transformaciones cíclicas e intercambio natural de energías universales.

En la visión Taoísta, los Tres Tesoros de los cuales depende la vida son: esencia, energía  y espíritu. 
La esencia se refiera al cuerpo físico de carne y hueso, incluyendo todos los materiales básicos que lo constituyen, particularmente los fluidos esenciales tal como hormonas, enzima y neurotransmisores. 
La energía es la fuerza primordial de la vida la cual recarga cada célula y tejido del cuerpo vivo y activa sus funciones vitales. 
El espíritu abarca todos los aspectos de la mente, incluyendo la conciencia y el conocimiento, el pensamiento y el sentimiento, la voluntad y empeño. 

A la vez los Tres Tesoros, también se conocen como las Tres Maravillas funcionan como una sola unidad orgánica. Cada uno de los Tres Tesoros tiene dos aspectos fundamentales, conocidos en la terminología Taoísta como “prenatal” y “postnatal”  o primordial y temporal. El aspecto prenatal son las cualidades puras que preceden al nacimiento e implantadas en el embrión fertilizado en el momento de la concepción. 
Los aspectos postnatales son las manifestaciones temporales las cuales se desarrollan después del nacimiento, comenzando en el momento en el que se corta el cordón umbilical y el niño obtiene el primer aliento de aire. Prenatalmente, los Tres Tesoros son una unidad amorfa e indivisible, pero ellos se separan después de nacer y toman sus respectivos aspectos temporales, por eso se tornan vulnerables de agotamiento y decadencia. Uno de los propósitos primarios de la alquimia Taoísta es restaurar la unidad primordial y la pureza primordial de la esencia, energía y espíritu con el fin de prevenir la enfermedad y la degeneración del organismo humano postnatal, retardando el proceso de envejecimiento y prolongando la vida.

Realmente no hay un gran misterio en la alquimia Taoísta. Es simplemente cuestión de aprender como emplear la mente para controlar la energía y por ende regular las transformaciones bioquímicas esenciales y el funcionamiento de los órganos vitales del cuerpo. La mayoría de las personas permiten pasivamente que los estímulos del entorno, emocionales y físicos gobiernen su esencia y energía. Los Taoístas usan activamente sus mentes para dominar sus energías y sus energías pasan a controlar sus esencias. Accediendo a las potencias primordiales de nuestras mentes, podemos aprender cómo aplicar la “mente sobre la materia” con el objeto de mantener la salud y lograr la longevidad de nuestros cuerpos.

La alquimia Taoísta revierte el constante proceso de debilitamiento y agotamiento de la esencia, la energía y el espíritu ocasionado por la vida ordinaria en el mundo material y lo transforma en un proceso de aumento que preserva los Tres Tesoros y prolonga la vida. Este es un proceso que cualquiera puede aprender y practicar, pero requiere una familiarización con los principios básicos del universo que gobiernan la vida humana y su entorno natural. 
La única condición requerida para ser un adepto al Taoísmo es la voluntad y la disciplina para tomar el mando completo de su propia energía, de su propio cuerpo y una completa responsabilidad por su propia vida. El resto es simplemente una cuestión de método.



SO WEN

"DEL ESQUEMA DE ORDENACIÓN CONSTANTE DE LOS CINCO ELEMENTOS"