Los Tres Tesoros del Tao
El cuerpo es el templo de la vida.
La energía es la
fuerza de la vida.
El espíritu es el gobernador
de la vida.
Si uno de ellos
se desequilibra, los tres son dañados.
Cuando el espíritu
toma el mando, el cuerpo lo sigue naturalmente y con ello se benefician
los Tres Tesoros.
Cuando el cuerpo guía el camino, el espíritu va solo y de ese
modo se dañan los Tres
Tesoros.
Todos los humanos nacen en este mundo dotados con los tres preciosos tesoros de la
vida, por virtud `de ellos estamos capacitados para existir,
funcionar y pensar. Estos tesoros componen nuestro legado natural
y el grado con el cual los protejamos y preservemos determinará el estado
de nuestra salud y el lapso de nuestras vidas. Aquellos que derrochan
y abusan de los preciosos tesoros de vida sufren la pobreza
de la enfermedad crónica y de la muerte prematura, mientras que
aquellos que los cultivan y conservan disfrutan de la riqueza de la salud
y la longevidad.
La tradición
Taoísta de China contiene el registro de investigación científica en curso
más largo del mundo, abarcando un período de al menos 5.000
años. Desde tiempos ancestrales, la salud y la longevidad
tuvieron un lugar preponderante entre los principales campos de
interés estudiados por los adeptos al Taoísmo, quienes ven el
organismo humano como un microcosmos del universo, completo con
sus propios “cielo” y “tierra” internos, su propio “clima” y “estaciones”, sus
propias transformaciones cíclicas e intercambio natural de energías
universales.
En la visión Taoísta, los Tres Tesoros de los cuales depende
la vida son:
esencia, energía y espíritu.
La esencia se
refiera al cuerpo físico de carne y hueso, incluyendo todos los materiales
básicos que lo constituyen, particularmente los fluidos
esenciales tal como hormonas, enzima y neurotransmisores.
La energía es la fuerza primordial de la vida la cual recarga cada célula y tejido
del cuerpo vivo y activa sus funciones vitales.
El espíritu abarca todos los aspectos de la mente, incluyendo la conciencia y
el conocimiento, el pensamiento y el sentimiento, la voluntad y
empeño.
A la vez los Tres
Tesoros, también se conocen como las Tres Maravillas funcionan como una
sola unidad orgánica. Cada uno de los Tres Tesoros tiene dos aspectos
fundamentales, conocidos en la terminología Taoísta como
“prenatal” y “postnatal” o primordial y temporal. El aspecto
prenatal son las cualidades puras que preceden al nacimiento e
implantadas en el embrión fertilizado en el momento de la
concepción.
Los
aspectos postnatales son las manifestaciones temporales las
cuales se desarrollan después del nacimiento, comenzando en
el momento en el que se corta el cordón umbilical y el niño obtiene
el primer aliento de aire. Prenatalmente, los Tres Tesoros son una unidad
amorfa e indivisible, pero ellos se separan después de
nacer y toman sus respectivos aspectos temporales, por eso se tornan vulnerables
de agotamiento y decadencia. Uno de los propósitos primarios de
la alquimia Taoísta es restaurar la unidad primordial y la
pureza primordial de la esencia, energía y espíritu con el fin de prevenir la
enfermedad y la degeneración del organismo humano postnatal, retardando el
proceso de envejecimiento
y prolongando la vida.
Realmente no hay un gran misterio en la alquimia Taoísta.
Es simplemente
cuestión de aprender como
emplear la mente para controlar la energía y por ende regular las
transformaciones bioquímicas
esenciales y el funcionamiento de los órganos vitales del cuerpo. La mayoría de las personas
permiten pasivamente que los estímulos del entorno, emocionales y físicos
gobiernen su esencia y energía. Los Taoístas usan activamente
sus mentes para dominar sus energías y sus energías pasan a
controlar sus esencias. Accediendo a las potencias primordiales de nuestras
mentes, podemos aprender cómo aplicar la “mente sobre la materia” con
el objeto de mantener la salud y lograr la longevidad de nuestros cuerpos.
La alquimia Taoísta revierte el constante proceso de
debilitamiento y
agotamiento de la esencia, la energía y el espíritu ocasionado por la
vida ordinaria en el mundo material y lo transforma en un proceso de
aumento que preserva los Tres Tesoros y prolonga la vida. Este es un
proceso que cualquiera puede aprender y practicar, pero requiere
una familiarización con los
principios básicos
del universo que gobiernan la vida humana y su entorno natural.
La única condición requerida
para ser un adepto al Taoísmo es la voluntad y la disciplina para
tomar el mando completo de su propia energía, de su propio cuerpo y una
completa responsabilidad
por su propia vida. El resto es simplemente una cuestión de método.